La época de Ponciano Díaz, fue muy importante para definir la fiesta de los toros en México, como una profesión y como un espectáculo.
Ponciano, se adentro a la fiesta desde muy niño, al nacer en Atenco, legendaria ganadería de toros bravos, y al actuar en las fiestas propias de los señores hacendados, actúo en el principio con el torero José Maria Hernández, mas tarde fue segundo espada del español Bernardo Gaviño, de quien recibió la alternativa de jefe de cuadrillas en el año 1879, de entonces. Ponciano no dejo de torear, tanto en la capital como en todo el país, presentaba un espectáculo donde combinaba las suertes del toreo y la charreria, partía plaza vestido de luces, quizá lidiaba un toro o dos, luego cambiaba su vestimenta a la usanza charra y montando a caballo sortear los toros. Se hacían suertes de lazar toros y jinetear caballos.
Ponciano fue un ídolo popular, aclamado con fervor en las plaza de toros, el amo de las fiestas populares, su toreo no alcanzaría quizá un rango artístico, pero de sobra meritos de valor y destreza, lanceaba de capote,
banderilleaba, asi a caballo como a pie, rudimentario con la muleta, preparaba la muerte con pocos trazos, para matar con golletazos, estocadas bajas, en ocasiones hasta de rodillas.
Ponciano fue un hombre bueno, arraigado a su madre y sus siete hermanos alcanzo fama y dinero a raudales, pero nunca se imagino que asi como seguidores tenia, asi llegaría a tener enemigos y detractores, dado en México la fuerte corriente hispanista. Después de su viaje a España, comienza su decadencia, al morir su madre perdió toda su fortaleza, se lleno de licor, y se hizo viejo en un santiamén y en 1899 murió un 6 de abril, a los 41 años de edad. Desde entonces sus restos reposan en Necrópolis del Tepeyac, en la ciudad de México.
LOS BIGOTES DE PONCIANO
Quizá sean los bigotes la muestra de hombría, dijérase machismo, seria para cualquier hombre, por consecuencia en un torero serian mas que justificados, sin embargo las tradiciones taurinas señalan lo contrario
"los toreros no portan bigote". Pero, Ponciano si, los toreros mexicanos de su época lo usaban, Lino Zamora, Pedro Espinosa y entre otros Nolasco Acosta, de San Luis Potosí, que se destacaba por su bigote rubio y acaramelado.
Cuando los conocedores taurinos le recriminaban su toreo y sus bigotes, Ponciano airadamente respondía, "toreare sin mover los pies", "me atracare de toro", "me dejare cornear", pero, "pero cortarme los bigote ¡NO!".
Aguanto las embestidas severas, de los críticos españoles, que le recriminaban que se ajustara a las tradiciones,
sin embargo, en Madrid, partió plaza junto a "Frascuelo" y "Guerrita" y "Ponciano y sus bigotes".
Ponciano, se adentro a la fiesta desde muy niño, al nacer en Atenco, legendaria ganadería de toros bravos, y al actuar en las fiestas propias de los señores hacendados, actúo en el principio con el torero José Maria Hernández, mas tarde fue segundo espada del español Bernardo Gaviño, de quien recibió la alternativa de jefe de cuadrillas en el año 1879, de entonces. Ponciano no dejo de torear, tanto en la capital como en todo el país, presentaba un espectáculo donde combinaba las suertes del toreo y la charreria, partía plaza vestido de luces, quizá lidiaba un toro o dos, luego cambiaba su vestimenta a la usanza charra y montando a caballo sortear los toros. Se hacían suertes de lazar toros y jinetear caballos.
Ponciano fue un ídolo popular, aclamado con fervor en las plaza de toros, el amo de las fiestas populares, su toreo no alcanzaría quizá un rango artístico, pero de sobra meritos de valor y destreza, lanceaba de capote,
banderilleaba, asi a caballo como a pie, rudimentario con la muleta, preparaba la muerte con pocos trazos, para matar con golletazos, estocadas bajas, en ocasiones hasta de rodillas.
Ponciano fue un hombre bueno, arraigado a su madre y sus siete hermanos alcanzo fama y dinero a raudales, pero nunca se imagino que asi como seguidores tenia, asi llegaría a tener enemigos y detractores, dado en México la fuerte corriente hispanista. Después de su viaje a España, comienza su decadencia, al morir su madre perdió toda su fortaleza, se lleno de licor, y se hizo viejo en un santiamén y en 1899 murió un 6 de abril, a los 41 años de edad. Desde entonces sus restos reposan en Necrópolis del Tepeyac, en la ciudad de México.
LOS BIGOTES DE PONCIANO
Quizá sean los bigotes la muestra de hombría, dijérase machismo, seria para cualquier hombre, por consecuencia en un torero serian mas que justificados, sin embargo las tradiciones taurinas señalan lo contrario
"los toreros no portan bigote". Pero, Ponciano si, los toreros mexicanos de su época lo usaban, Lino Zamora, Pedro Espinosa y entre otros Nolasco Acosta, de San Luis Potosí, que se destacaba por su bigote rubio y acaramelado.
Cuando los conocedores taurinos le recriminaban su toreo y sus bigotes, Ponciano airadamente respondía, "toreare sin mover los pies", "me atracare de toro", "me dejare cornear", pero, "pero cortarme los bigote ¡NO!".
Aguanto las embestidas severas, de los críticos españoles, que le recriminaban que se ajustara a las tradiciones,
sin embargo, en Madrid, partió plaza junto a "Frascuelo" y "Guerrita" y "Ponciano y sus bigotes".
Foto.- Ponciano Diaz por el pintor Manuel Navarrete.
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